Ruta de San Pedro a la Braña de los Tejos

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Es, sin ningún género de dudas, la ruta más conocida del valle y además con toda la razón ya que los lugares que vamos a visitar son merecedores del pequeño esfuerzo que tenemos que hacer para llegar hasta ellos. Recientemente la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de Cantabria declaró la subida a la Braña de los Tejos como fiesta de interés turístico regional que se celebra en el mes de Agosto.

Partimos de San Pedro por el camino que va hacia el Este, cruzando el Río Santo; los dos primeros kilómetros, en ligera pendiente, nos llevan hasta Puente Bau, donde encontramos un abrevadero con una fuente de fresca agua; es recomendable llenar la cantimplora ya que seguro que la vamos utilizar; allí mismo existe una bifurcación de caminos, tomamos el de la izquierda, cruzando el río por un puente y una vez superado, dejamos un invernal a nuestra derecha; el camino ya se pone serio, pero estamos empezando y las fuerzas todavía están intactas ¿verdad?.

Un poco más arriba, dejamos a nuestra derecha otros dos invernales y otra bifurcación, tomando la de la izquierda. (En caso de duda, siempre hacia arriba; de todos modos la pista está muy usada y es difícil equivocarse).

El camino se vuelve más liviano y llegaremos hasta el Cercau; allí hay otro invernal y otro cruce de caminos; a la izquierda nos lleva al pueblo de Salarzón y a la derecha al lugar donde hoy nos encaminamos. Enseguida encontramos un abrevadero con su fuente (no recomiendo su agua) con la correspondiente intersección de caminos. Por encima de la fuente, algo tapado, hay un humilladero con la imagen del Sagrado Corazón, donde un letrero tallado en madera nos indica “se suplica una oración y veneración”. (Hay que recordar que ésta ruta era el camino real que unía Liébana con la marina hasta que, a mitad del siglo XIX, se construyó la carretera de la Hermida).

Nos falta aún una hora para llegar y tomando el camino de la izquierda nos llega el último repecho, aunque algo largo, hasta el Collau de Taruey. Un poco antes de coronar, existe otro abrevadero con su correspondiente fuente. Aquí sí que hay que reponer fuerzas y llenar otra vez la cantimplora, ya que, para los no conocedores del terreno, el agua ya no volverá a aparecer. Bueno, ya estamos en el Collau y mirando al norte se divisa la cordillera donde nos tenemos que dirigir y donde se encuentra la Braña de los Tejos.

Tomamos el camino que pasa junto al refugio allí existente adentrándonos en un espeso y bello bosque de hayas. A mitad de esta bosque hay un camino a la izquierda que va al pueblo de Lebeña, pero nosotros seguimos de frente y cuando el arbolado ya se está volviendo ralo, si nos fijamos, a la izquierda de la pista, existen restos de un calzada romana. Una pequeña rampa y ya estamos en el Collau de Pasaneu, donde, si está un día despejado, se puede divisar Peñarrubia, Lamasón y hasta San Vicente de la Barquera.

La pista para nosotros se acabó, así que tenemos que girar a la izquierda, según la marcha que llevamos y ascender por unos senderos una pequeña colina, dejando a nuestra derecha una bocamina (la mina se llama “Paz y Concordia” y se explotó en varias épocas). Por la colina que acabamos de ascender vemos unos profundos hoyos o socavones que son restos de otras bocaminas para sacar el mineral de blenda. Y por fin ya estamos en la Braña de los Tejos. Ahora a disfrutar con la vista de las enormes rocas allí superpuestas unas a otras y cómo no, de los centenarios, algunos milenarios, tejos. Con toda seguridad es el lugar donde se reune una de las mayores poblaciones de tejos de España, así como una gran acebera ornamentada, si es en el periodo otoñal, con sus rojas bayas. Que cada uno saque sus conclusiones, pero creo que la caminata mereció la pena, ¿verdad?.

Braña de los Tejos
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Collado de Taruey
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