Bedoya en el año 1924

Recortes de lo que escribió la Prensa lebaniega referente al valle de Bedoya en el año 1924, donde nos dan cuenta, entre otras cosas, de la rimbombante inauguración de la fuente, lavadero y abrevadero de Trillayo, lo que originó una gran fiesta con una notable concurrencia de público, tanto de Bedoya como de otros pueblos colindantes.

UNA BUENA OBRA en Trillayo

Una muchedumbre acudió a Trillayo
Mujeres de Trillayo
Inscripción con los nombres de los benefactores
El lavadero engalanado
Autoridades presidiendo el acto
La fuente en la actualidad
Fuente y abrevadero
El lavadero en la actualidad

Hace algún tiempo, no mucho, con ocasión de una excursión por Potes, la vieja villa lebaniega, poníamos de relieve el estado de abandono de muchos de los problemas que afectaban a aquella parte de la provincia, que si durante la época de caciquismo no fue vivero de anomalías, vio pasar los años sin que los políticos influyentes se acordasen de las necesidades y de la pintoresca y bravía región de Liébana.

Consecuentes con la impresión reflejada en estas columnas, tenemos que confesar que tambían hacíamos constar que Liébana era de las regiones menos favorecidas por los lebaniegos que en la expatriación habían conseguido crearse una posición social independiente.

La Montaña, que tiene pocos pueblos en los que no se haya dejado sentir la influencia del dinero de América, bien en escuelas, carreteras, edificios públicos, servicios de aguas y otras mejoras de capital importancia que los Ayuntamientos de por sí no podían sufragar, es un ejemplo viviente de la generosidad de los “indianos”, pero en este reparto de mercedes y de beneficios, Liébana es la cenicienta.

Hoy tenemos que rectificar aquel criterio: en Liébana hay también “indianos” que ponen sus entusiasmos y sus intereses al servicio del progreso urbano de aquellos pueblos.

Trillayo es uno de los pueblos más favorecidos en el caso presente. Hace unos días, y merced a la generosidad de dos “indianos”, don Gerardo Monasterio, próximo pariente del ilustre violinista montañés, y don Felipe Cuevas, entusiasta benefactor de aquella región, se ha inaugurado solemnemente la traída de aguas, costeada por ambos señores; un magnífico lavadero público, con todos los elementos modernos necesarios, para el servivio higiénico de las clases humildes y una soberbia fuente, también pública.

Al acto inaugural del nuevo servicio, que el pueblo de Trillayo agradece jubiloso a los señores Monasterio y Cuevas, ya que ésta del agua era una de las necesidades más sentidas en aquel populoso rincón montañés, asistieron, con los dos benefactores, el presidente de la Junta Vecinal, don Francisco Gutiérrez, que, en compañía de la distinguida señora doña María González de Monasterio, actuaron de padrinos de la bendición de la traída de aguas; el virtuoso párroco de Castro y Arcipreste de Bedoya don Regino Gómez; don José Barallo, párroco de Bedoya; don Fermín Pando y don Julián Monasterio, maestros de Bedoya y Tama respectivamente; don Félix Cuevas, don Florencio Castelao, don Gregorio Muñiz, registrador; don Mariano Fernández, don Gerardo Cantero, don Ángel Gutiérrez, don José María Bulnes, don Juan Reda, don Miguel Rongel, don Álvaro Fernández, el Administrador de Correos y otras muchas personas. No pudo asistir el delegado Gubernativo del Partido, que estaba invitado al acto.

Después de la ceremonia de la bendición, la madrina, señora de Monasterio, obsequió a todos los niños del pueblo espléndidamente.

Para recordar la gratitud del pueblo de Trillayo a sus benefactores, el vecindario mandó grabar en la fuente pública la siguiente inscripción:

Año 1924
A expensas de don Felipe Cuevas y don G. Monasterio

Todos los vecinos de Trillayo y numerosos invitados de los pueblos inmediatos hasta Potes, asistieron a la inauguración de la traída de aguas, que señala un avance en el progreso urbano de aquel pueblo, y echa por tierra cuanto decíamos de que los “indianos” no se acordaban de la región lebaniega.

Olvidábamos consignar que en el acto de inauguración pronunció un interesante discurso el párroco don Regino Gómez, que terminó proponiendo que a la mejor plaza del pueblo se le denomine en lo sucesivo ”Plaza de Monasterio y Cuevas”; se leyó una carta del Delegado Gubernativo de Potes, lamentando no poder concurrir a la solemnidad y adhiriéndose a las manifestaciones de júbilo del pueblo: leyó asimismo unas cuartillas el párroco de Cabezón de Liébana, don Ignacio Rodríguez; otras cuartillas fueron leídas por la distinguida señorita Josefa Gutiérrez, manifestando el agradecimiento de las mujeres de Liébana a los que, como los señores Cuevas y Monasterio, tanto se preocupan por favorecer a los pueblos donde nacieron. El encantador niño José Cuevas y don Gerardo Cantero leyeron inspiradas poesías alusivas al acto, y por último, cerró los discursos el Diputado Provincial señor Bulnes con sentidas palabras de gratitud para los dos generosos “indianos”.

Después de la bendición e inauguración de la traída de aguas, el lavadero, la fuente y el abrevadero, los invitados fueron obsequiados espléndida y delicadamente en la morada del señor Monasterio, en tanto que en la plaza del pueblo la gente moza se dedicó de lleno a danzar al estilo del país.

El Cantábrico, 1924

Juicio

Ayer se vio en juicio oral, ante la Sección Primera, la causa seguida en el Juzgado de Potes, a virtud de denuncia del Señor Gobernador civil de ésta provincia, contra el Alcalde de Cillorigo (hoy suspenso), Cosme Ibáñez Noriega, vecino de Trillayo, por desobediencia a dicho Gobernador al no cumplir las órdenes de éste, referentes a la reposición del Secretario del Ayuntamiento, don José García, y entrega del archivo correspondiente.

El Ministerio público pidió se impusiera al procesado Ibáñez la pena de once años y un día de inhabilitación especial temporal, multa de 200 pesetas y costas.

La defensa alegó que no había incurrido en pena alguna su patrocinado, por entender que los hechos por éste ejecutados no constituyen delito.

El Cantábrico, 1924

Multas

Por la Junta Provincial de Abastos de ésta, se han impuesto las siguientes multas:
De 50 pesetas, a don Tiburcio Piñal, don Patricio Piñal y don Severiano Álvarez, de Salarzón, por no remitir la declaración jurada de las existencias de trigo.

La Atalaya

Expediente

Celestino Cuevas Caviedes, hijo de Francisco y de Francisca, natural de Bedoya, provincia de Santander, de 23 años de edad, domiciliado últimamente en .....(se ignora) y sujeto a expediente por haber faltado a concentración a la Caja de Reclutas de Torrelavega para su destino a Cuerpo, comparecerá dentro del término de treinta días en ésta plaza ante el Juez Instructor don Vicente Mínguez Blanch, capitán de Infantería con destino en el regimiento Andalucía, número 52, de guarnición en Santoña, bajo apercibimiento de ser declarado rebelde si no lo efectúa.

Santoña, 2 de Marzo de 1925.- El Juez Instructor, Vicente Mínguez.

Boletín Oficial de Santander

Atrás

Resolución recomendada:1024x768
©Página creada por José Angel Cantero Cuevas
En Internet desde: 26-01-2.004