El pueblo que se quedó sin reina

 

A la izquierda Mariaisabel García protagonista de la poesía y a la derecha Celia Cuevas su artífice

Los pueblos se quedan solos,

eso ya lo vamos viendo,

pero no hay otro más solo,

que este pueblo de San Pedro.

 

Algo se alegra en verano

con los que vienen y van,

pero cuando llega octubre,

vuelve la soledad.

 

Todos vamos soportando,

no sin dejar de pensar,

que los jóvenes se fueron

para no volver jamás.

 

Los que tardan en volver,

siempre dicen al llegar:

El monte se os mete en casa.

y ya vemos que es verdad.

 

Y si solo fuera el monte.,

los jabalines y los corzos,

yo creo que están pensando:

¡con estos podemos nosotros!.

 

Cuando este verano te oí

entrar decidida en casa,

pensé que al corredor saldrías,

pero así no sucedía.

 

Y yo pronto comprendí,

ya no hay flores que regar;

al corredor no saldré,

pues no quiero sufrir más.

 

Era un corredor precioso,

siempre tan lleno de flores

y que todos le admiraban,

al pasar las procesiones.

 

Pero uno en especial,

se fue fijando en las flores

y se llevó la mejor:

la rosa de sus amores.

 

Lo que no perdono a Nisio,

no es que se la llevara.

¿No había tierras más acá?.

Tuviste que llevarla a Australia.

 

Ya podías estar contento,

aunque a otros..

el alma se les rompiera.

Pienso que Marisabel,

debía de estar en esta tierra.

 

Siempre se nos hacían largos,

los tres meses de la Franca,

cuando ibas a trabajar,

estando tan bien mirada.

Tanto te querían todos,

los amos y los turistas,

que los que allí trabajaban,

no les daba mucha risa.

 

No se si tu te enteraste,

pues te lo diré ahora:

entre cariño y envidia,

te decían Reina Mora.

 

La verdad sí que lo eras,

pues pasados muchos años,

unos y otros sé muy bien,

que te siguen recordando.

 

Pero nosotros también

te estaremos recordando,

siempre estuviste dispuesta,

para echarnos una mano.

 

Y volvamos al presente,

que esa es la realidad,

pues nos dejaste bien claro,

que tu allí feliz estás.

 

Le decían a nuestra Reina:

si de Grecia se acordaba.

Uno siempre es feliz,

donde las raíces se echaban.

 

Respuesta muy acertada,

tu ahí echaste las raíces.

Sonia toda una abelleza,

que os sabe hacer felices.

 

Y ese trocito de hierba,

que lleno de flores está,

donde los canguros vienen,

tan tranquilos a pastar.

 

Es un sitio muy bonito,

que yo vi en una foto.

Lo ideal para guardar

un tesoro tan precioso.

 

Me parece Marisabel,

que este cuento se hace largo.

Tan largo como es,

el abrazo que te mando.

 

Para ti y todos los tuyos,

os deseo lo mejor

y esperaré que. algún día,

salgas al corredor.

 

 

 

Celia Cuevas Vega

 
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