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Gregorio Fuente Cuevas

" Yo nací en la bolera de Salarzón"

 

Gregorio Fuente Cuevas

Estoy en el pueblo lebaniego de Puente Asnil donde vive Gregorio Fuente Cuevas que, junto a su familia, regenta un establecimiento hostelero. Se acaba de levantar de la siesta y unos clientes le esperan para echar una partida a las cartas.

¿Hola Gorio, podemos charlar un poco de cuando eras pequeño?

Sí, hombre, éstos que esperen, que tenemos tiempo para jugar a las cartas todo el resto de la tarde.

Así que nos sentamos alrededor de una mesa, en la terraza del mesón, a la vez que disfrutábamos de una bonita tarde del mes de Septiembre.

¿Dónde naciste?

En Salarzón, el día 15 de Junio de 1.935. Yo era el tercero de cuatro hermanos, tengo otras dos hermanas mayores que yo. Pero te tengo que decir que yo no nací en casa. Resulta que mi madre cuando tuvo a las otras hermanas había bajado a casa de mi abuela, en Esanos, para dar a luz. Y conmigo quiso hacer lo mismo. Cuando notó los primeros síntomas arrancó de casa y a unos doscientos metros, en la bolera del pueblo, ya no aguantó más y allí me echó. Así que se tuvo que volver para casa con un niño debajo del brazo que no paraba de llorar; no quise bajar a Esanos.

¿Cuál es tu primer recuerdo?

Uffff, mira, cuando yo tenía seis años falleció mi padre, yo me acuerdo muy poco de él. Y en aquellos años yo hacía lo que me daba la gana, de mi madre hacía lo que quería. Me mandaban con los cerdos y con la recilla a la "Cepea" y en vez de cuidarlos me iba con el resto de los muchachos a jugar. Me considero que en aquella época, yo era algo silvestre. El único que me controlaba algo era mi tío Milio Cuevas, que de vez en cuando me sacudía, así que cuando acudía por Salarzón (vivía en Esanos), yo procuraba esconderme de él.

¿Llegaban los Reyes Magos a Salarzón?

Sí, sí venían los Reyes, pero muy pobres. Me acuerdo de la tía Quica Riega que me mandó en una ocasión ir a su casa a por los Reyes y me dio una bolsuca de nueces. Me llevé una gran desilusión porque nueces teníamos nosotros en casa. Esperaba unas galletas, o algo parecido. Ya te digo, apenas traían nada. No lo había.

¿Fuiste a la escuela?

Yo fui poco a la escuela y de lo poco que iba, me gustaba hacer "gatas". Cuando me di cuenta, ya era tarde. Yo aprendía muy bien, pero no me gustaba. Me acuerdo de un maestro que se llamaba don Adolfo y un día nos dijo que íbamos a aprender a contar hasta el millón. Cuando ya llevábamos un rato contando, paró y dijo que no íbamos a seguir, que no nos hacía falta aprender tanto, porque un millón no lo íbamos a tener nunca. No se me olvida aquel detalle.

¿A qué jugabais de pequeños?

Solíamos jugar al "calvu", al "garbancito", y cuando íbamos con las vacas o los chones en la "Tuemba" jugábamos a la "chona"; hacíamos un agujero en el suelo y teníamos que meter por allí un tarugo "sacaizo" (gastado). No rodaban mucho y nos valían perfectamente.

¿Se pasaba hambre?

Yo no pasé hambre porque teníamos muchas fincas, aunque eran malas. Teníamos vino, patatas..... y hambre no se pasó en casa, pero reconozco que hubo vecinos que sí lo pasaron; unos porque eran poco trabajadores y otros no tenían fincas para trabajar. Me acuerdo de una vecina que a veces venía a casa y cogía las patatas pequeñas que mi madre cocía en una lata para los chones y las pelaba y con un poco de sal las comía.

¿Qué diversiones teníais de jóvenes?

Ya te dije que a mi me gustaba mucho estar haciendo trastadas, como ir a natas, a robar fruta, a lo que fuera, las diversiones nos las inventábamos nosotros mismos. Jugábamos mucho a los bolos, yo jugaba bastante bien; en vez de echar la siesta, nos íbamos a jugar a la bolera, era casi la única diversión. En una ocasión, tendría yo doce o trece años quería ir a la romería a Tama, por Nuestra Señora, y ese mismo día me picaron varias moscas de la miel en la cara. Llevaba los ojos que apenas podía abrirlos de hinchados que estaban. Al llegar a Esanos me vio Santiago Dobarganes y me preguntó que a donde iba de ésa manera y no me dejó bajar.

Pero tendrás alguna anécdota que contarnos...

Sí, hombre, tengo muchas. Me acuerdo de un día que fui con Ignacio Cuesta a robar una gallina y la comimos en casa Ceferina. Comimos la mitad y el resto lo metimos en la bodega para que se conservara un poco mejor al fresco. Pero resulta que ese mismo día lo encontró Guillermo (el padre de Ignacio) y creyó que habían sido los emboscaos. Quería ir a dar parte a la Guardia Civil y un hermano suyo (Pablo) le advirtió primero: "Pregúntale antes a los mocetes" y claro, ya se enteró de quienes habían sido los culpables.

También te diré que tentábamos mucho a un vecino que se llamaba Casimiro García. Con un tirapiedras le tirábamos a los cristales de la ventana y él miraba a todos lados sin saber de donde venía aquel bombardeo, hasta que una de las piedras pegó en la bombilla y la hizo cisco. Se hinchaba a correr detrás de nosotros, pero claro, no nos alcanzaba. Pero en una ocasión me enganchó a mí y todavía me duelen hoy las orejas.

Y ¿qué me dices de las natas?

El robar las natas era la mayor distracción que teníamos. Teníamos a las vecinas asustadas y ya no sabían donde guardar las cazuelas con la leche. En una ocasión acordamos ir a robarlas a la casa del Palacio, lo que pasa es que uno de nosotros era el hijo. Los que éramos un poco mayores engañábamos a los más pequeños, de esa manera le dijimos a Mari, que era el del Palacio, que íbamos a otra casa y que ellos nos esperaran allí, pero fuimos a su casa y luego las comimos todos juntos. Pero Mari se dio cuenta que la cazuela era la de su casa y claro, a partir de ese momento ya no comía con la misma satisfacción. Le dijimos que a la vez que volvía a casa que tenía que devolverla, pero no la llevó ni bien ni mal, no quiso.

¿Alguna anécdota más?

Si, era aún chavalete y tenía Lucinio las vacas en la Cabanilla. Era en invierno y había una buena nevada. Fui a acompañarle y cuando estábamos llegando vimos dos corzos, una pareja. De aquella no era como ahora, apenas se veían por allí. Nosotros llevábamos badajones para poder andar por la nieve. Como yo nunca les había visto le pregunté a Lucinio si mordían. "No, hombre, no muerden", me contestó. Así que fui tras ellos y como apenas podían andar por la nieve, enseguida enganché al macho y pegó unos espoloteatos que me dejó medio desnudo. Con los cuernos me enganchó los pantalones y me los hizo trizas. Se le bajé donde estaba Lucinio y volví a por la otra, pero a Lucinio se le escapó el corzo. Tenía un dedo de una mano infectado por haberse pinchado con un espinu alveru, y no tenía mucha fuerza en esa mano. Cuando volví donde la corza, me dí cuenta que estaba otra vez el macho con ella. Por fin logré coger a la hembra y la llevamos viva y a cuestas hasta casa. José Riega nos ayudó a llevarla hasta Salarzón.

Y hablando de anécdotas te contaré otra que nos pasó en San Pedro. Éramos unos cuantos mozos y decidimos ir a natas. Eduardo García que se enteró nos dijo: "A mí no teneis narices para llevármelas". Entró en la cuadra a ordeñar, mientras nosotros estábamos pensando cómo nos arreglaríamos para llevarle la leche. Cuando terminó de ordeñar llevó la leche a casa y mandó a Marina, su mujer, que la fuera hirviendo. Nosotros nos dividimos y la mitad discurrió cogerle el carro de las vacas y tirar por él por los caminos. Entonces salió Eduardo y la mujer al corredor a llamarnos la atención y mientras los demás aprovechamos para cogerles la leche. Les sentó muy mal.

¿Salíste a trabajar a los pinos?

Sí, fui únicamente una vez, fui con Nisio Fernández y su hermano Sidro y fuimos ajustados, pero solo aguanté un mes. Allí comíamos solo alubias y tocino y a dormir al pajar. A mí lo que me gustaba era arrastrar madera, era la manera de ganar un duro. Yo tenía dos parejas de bueyes y bajé con Lucinio Blanco varias subastas desde Poda, Jayumenudu......

¿Te acuerdas del estraperlo?

Me acuerdo poco, pero se llevaban nueces o melocotones para cambiarlos por maíz y trigo. Yo nunca fui, ni de mi casa.

¿Y del racionamiento?

Me acuerdo que mi madre bajaba a por aceite, chocolate, azúcar etc. y cuando llegaba a casa con el burro, nosotros revisábamos las alforjas para ver lo que traía.

En Salarzón no hace muchos años que hicieron la carretera, ¿cómo os arreglabais sin ella?

Mira, cuando teníamos que bajar a Potes, o a Esanos, lo solíamos hacer andando o con el burro. El carro solamente se llevaba cuando había que llevar cerdos o algún ternero y entonces bajábamos por el camino de la "Reverencia". Si bajábamos andando o con el burro, lo hacíamos por las "Llamizas", yo me acuerdo que bajaba de cuatro brincos.

¿Qué personas destacarías por ser serviciales con los demás?

Sin duda alguna te diré que Gonzalo Cuevas; dejaba lo suyo para hacer lo de los demás. Era muy servicial. Me acuerdo que tenía una vaca que le había cogido la sobaquera y no llevaba vida con ella, pero conmigo no se movía. Era vecino mío y me llevaba muy bien con él, para mí fue el mejor vecino. También puedes poner a otros como a Mariano Gómez, el del Palacio; era muy suyo, pero sí que hacía favores a los demás. Al padre de Gonzalo, Nemesio Cuevas, a Gerardo Cantero, a don Luis el de Tama, al tíu Laureano Gómez que también era muy bueno, a Benigno García. Me acuerdo de una vez que fui con mi madre a por un carro de hierba a la Sierra de Cobeña y cargamos tanto el carro que las vacas no podían sacarle de donde se encontraba. Estaba allí cerca Benigno en un invernal que tenía y fui a pedirle ayuda para que viniera a encuartar con las suyas, pero Benigno era también muy presumido y no quiso encuartar. Me mandó quitar mis vacas del carro y enganchó las suyas que sacaron el carro y luego va y me espeta: "Ves cómo tienen que ser las vacas.....".

Y personas inteligentes?

Gerardo Cantero y Nemesio Cuevas

Seguro que trabajadores habría más..

Sí, de eso muchos, pero hay uno que sobresalió de los demás. Fue Lucinio Blanco que tenía que llevar las tareas con un mes de adelanto sobre los demás. También era muy trabajador Guillermo Cuesta.

¿Qué opinas de la despoblación de los pueblos?

Pues que a éste paso nos vamos al garete, apenas queda gente en los pueblos. Me acuerdo cuando íbamos a caminos y nos juntábamos un ejército, ahora ya no hay más que cuatro viejos.

¿Tienes móvil?

Tengo móvil, pero como no veo bien, apenas lo uso. Ahora todo el mundo le tiene y a mí me parece muy bien, es una cosa muy buena. Ya quisiera yo haberle usado cuando estaba en activo.

¿Sabes lo que es Internet?

Apenas si lo sé, los chavales hablan de ello pero yo no sé manejarlo.

¿Cuántos años hace que saliste de Bedoya?

Aquí vine con 33 años, ya hace más de 40 que salí de Bedoya.

Y así acabamos ésta charla; los impacientes clientes y compañeros de juego ya miraban el reloj pensando que no acabábamos, así que le damos las gracias a Gorio por contarnos algo de su vida y sus interesantes anécdotas para que los demás las podamos disfrutar.

José Angel Cantero
Septiembre - 2.009

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Maria Ysabel ( Uruguay) - 05-11-09
sabelita.her@hotmail.com

PRECIOSA ENTREVISTA.

Belen Cuadriello Cuevas - 21-11-09

muy buena la entrevista, sobre todo los comentarios positivos hacia mi abuelo y mi bisabuelo, aunque no los conoci esto me permite ver que eran buena gente y ayudaban en lo posible. Gracias

familia de Gorio en Mexico - 31-12-09
labdiazfuente@hotmail.com

Excelente entrevista y saludos con mucho cariño de su familia en Mexico especialmente de su hermana Avelina Fuente Cuevas

martina cires - 17-10-10
marinacires@hotmail.es

ESTE ES MI ABUELITO

jic74@hotmail.es - 09-04-16

Me gusto leer lo de iba robar gallinas con Ignacio cuesta (mi difunto padre) y Guillermo cuesta (mi difunto abuelo) le cogió por las orejas.
 
 
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