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La Tuemba

Cacerías del año 2023-24

- Cuadrilla 103

- Vídeo de la cuadrilla 103 cazando en La Hoyona

- Vídeo de la cuadrilla 103 cazando en Monte Cubino

- Vídeo de la cuadrilla 103 cazando en Bicobres Norte

- Vídeo de la cuadrilla 103 cazando en Cotera Oria

- Nuevo vídeo de la cuadrilla 103 cazando en Bedoya

- Vídeo de la cuadrilla 103 cazando en Bicobres Norte

- Vídeo de la cuadrilla 31 cazando en Arabedes

- Video de la cuadrila 141 cazando en Bedoya

- Vídeo de la cuadrilla 103 cazando en Bedoya

Que Bedoya fue, y es, una tierra de grandes cazadores no lo duda nadie. En cualquier relato entendido en la materia siempre aparecen en lugar destacado los cazadores del valle junto a los de otros dos pueblos lebaniegos: Lamedo y Buyezo. Y es que en las estribaciones de Peña Sagra el oso siempre tuvo su aposento natural y no hace aún muchos años su presencia era significativa.

Para hacerse una idea, basta decir que en el año 1.875 narraba un cazador del valle que ese año "había mucha grana de bellota y por tanto muchos osos, pero que no se mataron NADA MAS QUE DOS". Cifra que en aquella época les parecía ridícula y hoy nos lleva a recapacitar y añorar tiempos mejores.

Oso pardoEste cazador no era otro que Jorge de las Cuevas Gómez (Esanos, 1.833-1.929), más conocido como el "tíu Jorge", quizá el cazador más relevante del valle; se comenta de él que pudo matar hasta una docena de osos, aunque también corrió sus riesgos: En cierta ocasión, en las estribaciones de Peña Sagra, cerca de la ermita de la Virgen de la Luz, el tíu Jorge se dio de bruces con un oso herido y antes de poder hacer uso del arma ya le tenía encima; milagrosamente acudió su perro que se abalanzó sobre el oso y en el forcejeo entre el oso y perro pudo escapar el cazador; pero desde aquel instante el tíu Jorge pesaba un kilo menos debido a que las zarpas del oso se lo habían arrebatado de sus nalgas. La cacería terminó con un herido: el cazador y con dos muertos: el oso y el perro. A los tres juntos y en el mismo carretón los bajaron posteriormente al pueblo de Aniezo. En el año 1.905, en el mes de Septiembre, tuvo Bedoya la dicha de ser visitada por el Rey Alfonso XIII; tenía entonces 19 años. La visita no era otra que asistir a una cacería de osos. Por encima de Llandelestal fue donde se apostó tan insigne huésped y ese día no hubo mucha suerte ya que no se abatió ninguna pieza.Soportando 129 Kgs.Hoy día, el oso ya apenas nos visita, solamente en esporádicas ocasiones y los cazadores tienen que dirigir sus armas hacia otros animales que sí abundan: concretamente los jabalíes. En los últimos años hemos asistido a una explosión demográfica del jabalí muy importante: este incremento de la población parece relacionarse con el abandono del campo por parte de la población rural; a esto hay que añadir la extraordinaria tasa reproductiva y la escasez de depredadores naturales. De ésta manera, y aunque es de costumbres nocturnas, no es difícil toparse con manadas de hembras con sus crías por los montes solitarios lebaniegos. La gran variedad de la flora les permite alimentarse sin tener que recurrir a desplazamientos largos; las castañas, cerezas, nueces, manzanas, bellotas, hayuco, maíz, viñedos, raíces, huevos, etc, así como la frondosidad y espesura de los bosques, hacen que las concentraciones de este animal en nuestras tierras sean importantes. Cuernos en el Collau de TarueyBedoya, como toda la comarca lebaniega, está dentro del territorio que abarca la Reserva Nacional de Caza del Saja; y como el apego a la caza es muy grande, en la actualidad existen en el valle dos cuadrillas que aplican todos sus esfuerzos en dar buena cuenta del jabalí en las monterías que previamente se les asignan. Dichas cuadrillas utilizan los números 31 y 103, pero en el valle se les denomina “viejos” los primeros y “jóvenes” los segundos, ateniéndose a las edades de sus componentes. Aunque la piquilla entre ellos, por ver quien hace más dianas, es crecida, no por eso dejan de juntarse y unirse en los preparativos de la jornada de caza, hablando del terreno del coto, de la meteorología que les espera, de dónde se deben de apostar los tiros, por dónde deben de entrar los perros y haciendo especulaciones sobre lo que encontrarán al día siguiente. Es decir, que el día anterior ya viven la jornada de caza; se nota en el pueblo que el ajetreo de cazadores, perros y cocineras preparando las meriendas ya barruntan una jornada llena de inquietud y a la vez de esperanza. Estas prácticas hacen que vivan la cacería con anticipación y para muchos resulta tan emocionante como la misma jornada de caza. Al final de dicha jornada, ya con las piezas a buen recaudo, se juntan en Esanos, donde disponen de un amplio local que ellos mismos prepararon y regentan, a comentar y revivir todos los lances del día, con las anécdotas oportunas, que siempre suelen ser abundantes, degustando todos juntos los ágapes oportunos regados con el buen vino de la tierra. Bonita cabezaAunque el jabalí es el más representativo de la caza existente en el valle, también existen otras especies de animales salvajes que nos escoltan, destacando el corzo, que en los últimos años vio incrementada su población de una manera destacada, llegando incluso a afincarse ya muy cerca de los poblados.Y siguiendo con la fauna, vamos a nombrar también a los venados, otro de los animales que hace aún pocos años eran casi unos desconocidos por estas lides y en la actualidad proliferan.

Lobos, rebecos, zorros, liebres, perdices, son también “piezas” que se pueden encontrar por cualquier lugar del valle, aunque algunas especies, como las liebres y perdices, se hallan en una profunda regresión, debido principalmente a que apenas existen sembrados de cereales y al aumento significativo de los depredadores, como zorros y jabalíes, que acaban con ellas.

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