|  El pasado fin de semana la  cuadrilla 31 realizó su tercera cacería de la temporada, correspondiéndole cazar  en el valle de Bedoya. Había buen ambiente entre los cazadores, porque tanto  Clemente como Tasín habían estado mirando el monte y las perspectivas eran  buenas. “Está bastante andau….., ayer a la tardezuca vimos a cinco jabalís que  pasaban de Rozás para Fuente la Espina”, comentaba Mente. “Tenemos que empezar  a batir toda esa zona, porque esos jabalís anoche durmieron ahí”, indicaba  Clemente a Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla.
 “Pues vamos a hacerte casu, vamos a empezar por ahí, cerrando por la pista que sube a Peñalaju, el cortafuegos y bajar por el  Pañeu. Los monteros van a entrar por el cementerio, el Casar y Terrejo. Como el  terrenu es pequeñu, yo creo que no debíamos de soltar todos los perros, por si  se nos salen del lote y luego nos hacen falta. Es mejor que soltemos la mitad  por si las moscas…….”, les insinuaba Juan Carlos.  Mente fue el encargado de colocar  los puestos por la zona de Peñalaju y Tasín por el Pañeu. No hubo que esperar  mucho para que los perros  de Eloy  alertaran de la presencia de los jabalís encima de la nave de Mari, en Carondinu. “Ahí os va un jabalí, es muy grande……”, avisaba el montero. No hubo que esperar  mucho para que un par de disparos retumbaran en el monte. “Esti ya cayó, es muy  buenu……”, avisaba Elías por la emisora.   Los perros del Mellizu, Fonso y  Rufino también levantaron de su encame a un jabalí. “Atentos en el Pañeu, que  va para allá…...”. Allí le esperaba Marco que le vio asomar entre los helechos  y cuando se le acercó, le soltó un par de disparos. El jabalí cayó, se dio un  revolcón, pero se volvió a levantar y siguió aunque ya muy mermado de  facultades, llegando más abajo, donde estaba Héctor que le pudo rematar.  Es ahora Roberto el que avisa: “Acaban  de levantar los perros dos jabalís debajo de unos acebos. Van para el Pañeu…….,  atentos……”. Efectivamente, los dos marranos cogieron la misma ruta que el  anterior. Iban derechos a Héctor, pero el cazador estaba rodeado de perros que  mordían al jabalí anteriormente abatido. Héctor se apercibió de lo complicado  que sería poder tirarles. Los mismos jabalís se dieron cuenta también de la  presencia de los perros, así que  se  dieron media vuelta y se alejaron del cazador, que después de echar una carrera  pudo hacer un par de disparos, pero los dos jabalís pudieron eludir el peligro  y se pasaron en dirección a la Molinera.  Ya queda dicho más arriba que el  trozo del lote era pequeño, así que no eran aún las 12 cuando ya se había  andado todo. Juan Carlos manda recoger los perros y cambiar los puestos de  tiro. “Vamos a echar la zona de Cobeña, desde Castro hasta la Sieta”, les  advierte.    Los perros de Berto, el de San Miguel,  y de su cuñado Jesús Carlos, de Viñón, fueron los siguientes en despertar  a dos jabalís encima de Trillayo, en el Enebral.  “Van para la Sieta, atentos arriba que acaban  de levantar, yo creo que son un par de ellos……”, avisan los monteros. Apenas  había terminado de hablar Jesús Carlos, cuando uno de los jabalís se dio la  vuelta y fue derecho a donde estaba el montero que de un certero disparo dejó  seco al jabalí, al cuidado de los perros.  Roberto, David, el de los Cos y  David Cuevas, de Pumareña, que hoy estaba de invitado, entraron por la zona de Pumareña  para rastrear la parcela de las viñas, llegando hasta el Castañeu de Cobeña,  donde se les unieron los perros del Mellizu y David, el de Campollo. Encima de  Trillayo, en el Enebral, sueltan los perros y David Cuevas “Ahí va un jabalí  muy grande y otros dos más pequeños”. A la cabecera del monte los jabalís se  cobijan en un brezal, haciendo frente a los perros. Así estuvieron un rato  hasta que el más grande se animó a salir del escondite, espoleado por los  perros de David Cuevas, que le “arrearon” hasta la Sieta. Allí estaba Jose, de Pembes,  que se encargó de poner los  110 kilos que pesaba el jabalí a buen recaudo.    En el Enebral de Trillayo seguía  la  fiesta, ya que un jabalí venía a toda  prisa procedente del Castañeu de Cobeña. Los perros venían a cuatro pasos y el  marrano emprendió una veloz carrera en dirección a Trillayo. Pero no pudo  llegar al  pueblo, ya que se tropezó  primeramente con Óscar y luego con Saúl. Ambos cazadores tuvieron la suerte de  disparar y ambos con acierto ya que el jabalí pasó en medio de los dos. Ambos  tienen el mismo mérito, pero aquí se le apuntamos a Óscar, lo siento por Saúl. Era  ya el quinto de la jornada. “Atentos en Castro, acaban de  levantar los perros un jabalí en Casaju”, avisaba Rufino. “Atentos en las  cochineras, acaba de cruzar el riú…...”. Allí estaba Bauti que necesitó tres  disparos para ver a un jabalí dando los últimos “expoliatos”.  Debajo de la carretera que va a  Cobeña, estaban peleando en un argomal los perros de David, de Pumareña, el  otro David, el de la parrilla, y Roberto, pero no pudieron sacar a los jabalís  de su encame. Parecido le ocurrió a Juan Carlos y a Eloy  en el Vivero de Castro: que si ahora salen,  que si van para Castro, que si van para arriba…., pero allí quedaron metidos en  sus guaridas entre las gigantes árgomas.    El séptimo le mató Diego, el  guardia, que estaba de puesto en la Prá, encima de las naves de la Diputación. “Ahí  te va unu……..”, pero el marrano se le escapó, logrando cruzar la carretera general  por donde los Bomberos y el campo de fútbol, vadeando el río Deva y coger la  dirección de Viñón. Estaba Diego desde la otra parte viendo la carrera del  jabalí, con el lógico pesar por haber fallado, cuando el corazón le da un  vuelco. “Ahí te va otru, Diego…….”, le avisan por la emisora. En esta ocasión  Diego quiso quedar bien y de un certero disparo remató la jornada, porque ya  era la hora de finalizar la cacería.    Buena jornada la vivida en  Bedoya, el tiempo acompañó bastante, los perros pudieron trabajar lo que  quisieron y buena parte de los cazadores pudo quitar el óxido de los rifles,  unos con más suerte que otros. Una opípara cena, donde se revivieron de nuevo  las incidencias del día, fue el remate a la jornada.   (Información de Roberto Bulnes) |